La pasión In The Jungle

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Vivir una final del mundial de fútbol, es un hecho muy significativo cómo argentino noventoso. Nacido en 1989, esta es la primer final que presencio que tengo conciencia. No soy fan del fútbol, solo lo veo cada cuatro años y solo veo los partidos de Argentina, pero el magnetismo que envuelve toda la parafernalia de la pasión de los ciudadanos me atrae y mucho.

Soy un agradecido de la vida, de haber podido vivir en Buenos Aires y presenciar el fervor de la gente festejando el segundo puesto, el llegar a la final, la garra de los jugadores que hasta último momento dieron todo. Contentos de haberle dado revancha a una Alemania que venia de golear a Brasil y que no pudo con Argentina como esperaban.

Saber que a una determinada hora el país se paralisaria para que un programa televisivo tuviera 44 puntos de raiting. Cual película donde se sabe que algo pasará, las puertas se cerraron y todos vivimos momentos de tensión esperando un gol que definiera el partido.

Antes de los disturbios en el obelisco, el clima de ese día fue único, y el fervor de la gente alentando es un recuerdo que nunca voy a olvidar. Vivirlo en el obelisco, en calle Corrientes, ver ese mar de gente llegando por todas las calles usando celeste y blanco, cantando, saltando, es lo que me hace estar agradecido de haber estado en este suelo, en ese momento que no se si volvere a presenciar.

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