Cuando presenciaba la clase de creatividad del curso PIPE que estoy llevando a cabo, un profesor nos comentaba sobre preguntarnos porque las cosas existen como existen y porque se les da ese determinado nombre. En el momento en el que queremos crear algo nuevo, tenemos que “despojarnos” por decirlo de alguna manera, u olvidar el objeto en sí, para poder hacerlo de otra forma, mejorarlo, con otro beneficio o para otro segmento que no se nos huniera ocurrido que tenia una funcionalidad.
Desmembrar un objeto, o proceso para poder hacerlo mejor. Muchas veces pasa que cuando estamos pensando en un nuevo producto o servicio, no nos damos cuenta que estamos incoporando en este procesos o diseños que ya se usan, y detenerse a pensar en porque se elijió ese diseño para ese contexto específico te lleva a la pauta de si es necesario en el tuyo o tenes que afinarlo para que maravillosamente la armonía fluya en la nueva creación.
Hace unos días leí una historia/poema que refleja toda esta situación que concidero de vital importancia si estamos creando, pero mucho más para la sociedad en la que habitamos, en la cual todo avanza tan rápido y no nos detenemos a analizar. Aveces la falta de análisis es por tiempo, y otras por un gasto de energía que no todos estamos dispuestos a afrontar.