Llegar a casa para pasar las fiestas después de muchos meses de no estar varios días seguidos viviendo bajo el techo materno, me hizo llover una catarata de recuerdos. Mis primeros 18 años los viví en San Rafael, siempre viví en la misma casa, en el mismo barrio y solo cambié de escuela cuando pasé de la primeria a la secundaria.
En toda esa lluvia, pude divisar algo que me llamó mucho la atención: las ganas por emprender y el movimiento siempre fueron una constante en mi vida. Ya sea en activitidades individuales o grupales, siempre estuve haciendo cosas para salir a vender, buscando que hacer, interactuando, nunca quieto.
Con el grupo de amigos del barrios cuado eramos chicos, en un lote valdío, construimos (?) precariamente una casita. Para nosotros era LA casita. Fue hecha de ladrillos que encontrabamos por todo el barrio, chapas y palos. Siempre cuando se terminaba su construcción, se hacía una pancheada y cenabamos una noche ahí. Armamos varias casitas, creo que para le época de verano siempre construiamos una.
Un poco más grandes, un año comenzamos a vender pan rallado. Conseguiamos el pan duro de todas las casas nuestras, y lo rallabamos juntos. Luego saliamos a venderlo por el barrio. No tengo un recuerdo concreto de porque dejamos de hacerlo. Alguna pata del proceso debe haber fallado o simplemente poco interés.
El recuerdo que tenía bastante olvidado, y de la nada llego esta mañana, fue cuando salía por las casas a vender dibujos de Pokemón. Los haciamos a mano, los pintabamos y saliamos a tocar timbre para venderlos. Dos puntos importantes acá: fue el inicio de mi despertar artístico (si es que existe algo) y creo es el inicio de mi miedo a salir a vender en la actualidad.
Años más tarde, ya grandecito (en los años del medio me dedique a jugar al tenis, a bailar folclore y a inglés), comencé con mi blog sobre Harry Potter, y comencé el primer podcast de Harry Potter en español. Amaba grabarlo y editarlo. Dos amigas me ayudaban para poder tener más de una sola voz los treinta minutos que hablaba sobre noticias, análisis y especulaciones sobre el mundo mago. Las canciones de los soundtrack me servian de cortina y la magia quedaba bastante linda. Gracias a esto, me inicié en la programación y en la creación de sitios web.
En los últimos años de secundaría, antes de irme a vivir a Buenos Aires, la experiencia de trabajar en el negocio familiar fue increíble, porque aprendí mucho, de lo bueno y de los fracasos. Trabajé en varios puestos, desde changarín hasta cobrador y nunca tuve un trato diferencial, lo que me permitió observar todas las realidades. Hasta el día de hoy estoy agradecido.
Seguro me estoy olvidando de algo, si lo recuerdo, lo agregaré.
Una vez en Buenos Aires, estudié y trabajé. Nunca estuve quieto, y espero no estarlo porque así me gusta estar, en movimiento. El año que viene además de seguir trabajando donde estoy, tengo pensado lanzar un proyecto y superar varios miedos que estan esperando ser eliminados.
Espero el 2016, sea un año próspero de mucho movimiento.