Puede no tener tanta importancia, pero si, la tiene. Nadie que me dijera nada, toda la churrasquera para mi solo, toda la responsabilidad de la carne y el tiempo. La luna alumbraba radiente protejiendo que todo saliera de manera perfecta. Así salió, de una manera increíble con una buena onda que solo un grupo de amigos que se juntan a comer un asado pueden tener. Momentos de calidad compartidos con todos. Aprendizaje para el próximo, que saldrá aún mejor.