La historia del red balloon

Nunca pensé que un globo podría hacerme tan feliz. Me gusta la sorpresa de seguir descubriendo como pequeños cambios o pequeñas cosas pueden generar grandes cambios o grandes emociones.

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Estaba recorriendo Tribeca en New York, caminando en busca de un café a las 7 de la tarde, una proeza casi imposible debido a que la mayoría de la población de la ciudad comienza a cenar. Costumbre o no, necesitaba mi café, y era la hora ideal para obtenerlo, descanzar y seguir caminando hasta ver el atardecer en el río Hudson.

De pronto me encontré con una tienda de globos y objetos de broma llamada Balloon Saloon y toda mi atención por el café se perdió al instante. Hubiera comprado dos millones de cosas, pero me limité a comprar un globo rojo (allá por default el globo viene inflado con helio) por lo que flotaba y era asombroso. La señora que me infló el globo me miró con cara de desconcierto cuando se lo pedí y fue cuando me di cuenta que estaba haciendo algo que al parecer no es habitual. Cuando lo pagué no hubo reacción de sorpresa. Al salir, en la misma esquina del local una chica me saca una foto con la cámara que colgaba en su cuello, la miro y repentinamente se da vuelta pensando que le diría algo. La saludo y le pregunto si me toma una foto cruzando la calle con el globo y se rie mientras asiente con la cabeza y extendiendo el brazo. Cuando regreso ella me pregunta si puedo sacarle una foto igual, pero con su cámara. El resultado fue este. Cuando le devuelvo la cámara, me cuenta que esta recorriendo sola, que se llama Lia e intercambiamos nuestras cuentas de instagram.

Encontrar un café lindo abierto a esa hora ya sería imposible, asique comencé a buscar un lugar donde cenar y hacia un dos por uno. Caminando por la calle con el globo atado en la mochila mucha gente lo miraba, a otros se les dibujaba una sonrisa y a los que vi de reojo sacaron una que otra foto. Tres personas me desearon feliz cumpleaños, solo le aclaré a dos que no lo era.

Durante las dos semanas previas me crucé con un montón de globos, por un momento mencionamos con Marce que era la ciudad de los globos. Incluso caminando vimos globos atados en puertas de las casas, y en lugares indicando que había una fiesta. En Central Park lo usan un montón para que tus amigos te encuentren o simplemente porque son alegres.

Para el programa FastFoward2020 de IBM el cual se desarrolló en Armonk, tenía que llevar un objeto que me identificara, el globlo rojo ya estaba en las últimas después de dos días, pero a último momento decidí que era el ideal. Cuando me todo pasar al frente y explicar porque lo había elejido, conté la historia acá descripta (con menos detalles claramente, es un poco intimidante hablar delante de ejecutivos). Pero conté la felicidad que representa para mi un globo, y como un objeto tan pequeño (o de bajo costo) puede representar algo tan grande.

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